martes, 21 de diciembre de 2010

El oro de Hitler. 1ª parte.

Las armas requieren gran cantidad de dinero para pagarlas. En tiempos de guerra, las monedas nacionales envueltas en conflictos se devalúan hasta, en alguno casos, perder todo su valor nominal. Por tanto, es el oro la garantía para el pago entre países. El sistema que regula todo el comercio en estos casos es el denominado “patrón oro”.

Hitler, además de malvado, no era tonto -a pesar de lo que se diga- y conocía perfectamente los pasos a seguir en cuanto a la economía de guerra. Por eso había un protocolo de actuación inmediatamente después de la conquista de un país. Un grupo del ejercito se dirigía al banco central y lo desvalijaba, almacenando todo su oro, billetes, acciones y cuantas objetos valor hubiese, siendo todo transportado cuidadosamente al Reichsbank. Seguidamente las piezas de oro eran fundidas para borrar toda señal identificativa de su origen. Así se robaron en toda Europa: Austria, Checoslovaquia, Bélgica, Albania, Yugoslavia, Grecia, Holanda, Luxemburgo y Hungría. Alrededor de 544 toneladas del preciado metal se consiguió como botín. Todo este oro jugó un papel muy importante en la consecución de la guerra. El dictador se regía por la máxima que dice que para ganar una guerra sólo se necesita tres cosas: oro, más oro y mucho más oro.

España tuvo un papel importante en relación al oro nazi. El comerciante alemán Johannes Bernhardt viajó, en 1936, a Berlín para comunicarle a Hitler la petición de Franco de ayuda militar para la guerra civil que estaba comenzando en España. El Führer aceptó la solicitud del general español y tras dos días se iniciaron las relaciones comerciales entre ambos países. El pago de todo el armamento se haría mediante alimentos, cereales, materias primas incluyendo minerales que pudiesen satisfacer a Alemania. Para ello, se formalizaron dos sociedades que harían de fondo jurídico-comercial a la operación. La empresa española se denominaba Hisma, S.L., y la alemana Rohstoffe und Waren Einkaufsgesellschaft ó Rowak.

Al término de la situación bélica española, Göring reclamó el pago de la deuda por valor de 140 millones de dólares. Una cantidad de dinero equivalente a 125 toneladas de oro y que naturalmente no las poseía el Banco de España. El acuerdo logrado por las dos partes estableció un plan de pagos de tres años por los cuales España se comprometía a entregar el 40% de la exportaciones al Reich, así como alimentos y algunas cantidades de dinero en efectivo. Además el plan obligaba al pago de 40 millones de dólares por parte del gobierno español, pago que se hizo en noviembre de 1943.

Pero el gobierno se enfrentaba a un problema sin solución a la vista. Si no poseía reservas de oro en su banco central, si entregaba el 40% a la exportación y no recibía nada a cambio, ¿Cómo podría alimentar a un país hambriento y desolado por una guerra civil?

La solución la plantearon los propios nazis y resultó muy beneficiosa para España. La trataremos en la siguiente parte de esta entrada.

3 comentarios:

Humberto dijo...

Muy interesante el tema, Mario.

Ludovica dijo...

No sé si no he leído con atención, pero no he visto si en algún país salvaron su oro antes de que lo mangaran los nazis.

Mario Tenorio dijo...

Pues, sinceramente , no lo se. Lo investigaré. A ver si con las siguientes una o dos partes más que quiero escribir, después de las fiestas, aclaramos esa cuestión. Gracias por la pregunta, Ludovica.

Saludos desde el sur.